Tuve un lunar en el rostro por muchísimos años, que veía como “marca personal”. Pero era mucho más que un lunar, era una mancha visible, grande, un léntigo en términos médicos. De repente, cambió de color, textura y bordes.

La biopsia realizada en un chequeo con la dermatóloga determinó que se trataba de melanoma: un tipo de cáncer de piel agresivo.

Gracias a Dios y al seguimiento a tiempo de mi mamá (médico), lo caché a tiempo (gracias a una biopsia realizada por Dra. Román) y se requirió solamente de una cirugía para removerlo de mi rostro (realizada por Dr. Castillo), haciendo biopsia de los bordes para confirmar que el resto de tejidos está sano.

Pero eso pudo ser otra historia por completo, pudo tratarse de algo que me costara la vida pues una vez que el cáncer tocara la siguiente capa de piel, probablemente se habría regado por mi cuerpo afectando otros órganos.

Las muertes por melanoma año tras año van en aumento, según estadísticas de Cancer.org, por ejemplo.

El cáncer de piel se puede prevenir, en su mayoría, con ciertos hábitos como no exponerse al sol entre las 10 am y 4 pm, utilizar bloqueador solar y productos para proteger la piel.

Demos el paso hacia la prevención… la diferencia puede ser vivir o morir.

Lucy.

#Desvístete

Foto para campaña de OurSkinOurStory.